Desde hace 800 años, los mercedarios están llamados a descubrir a Cristo que continúa padeciendo en los cristianos oprimidos y cautivos de todos los tiempos, expuestos a perder su fe, y ponen su compromiso de caridad, ofreciendo la propia vida al servicio de estos hermanos para que vivan la libertad de los hijos de Dios (Constituciones Mercedarias nº9).
El carisma se extendió por Europa, América, Asia y África, encarnando la misión en la asistencia de refugiados, encarcelados, niños huérfanos, educación, parroquias, casas de asistencia a víctimas de trata de personas y de violencia de género…